Elevándose de las cimas a las estrellas —y más alto, hasta los resucitados del Paraíso— para glorificar a Dios en toda su creación: las bellezas de la tierra (sus acantilados, sus cantos de pájaros), las bellezas del cielo material, las bellezas del cielo espiritual. Así pues, obra religiosa inicialmente: de alabanza y de contemplación.
Buscamos dar al oído placeres voluptuosamente refinados y, al mismo tiempo, expresar nobles sentimientos, especialmente los más nobles de todos, los sentimientos religiosos.
Uno de los grandes dramas de mi vida consiste en decirle a la gente que veo colores cuando escucho música, y ellos no ven nada, nada en absoluto. Eso es terrible. Y ellos no me creen. Cuando escucho música yo veo colores. Los acordes se expresan en términos de color para mí. Estoy convencido de que uno puede expresar esto al público.
Entre las 3 y las 4 de la mañana, se despiertan los pájaros. Un mirlo o un ruiseñor, solista improvisado, entona varios sonidos con un halo de trinos perdidos en lo alto de los árboles. Si transpones esto al plano religioso tendrás el silencio armonioso del cielo.
Buscamos dar al oído placeres voluptuosamente refinados y, al mismo tiempo, expresar nobles sentimientos, especialmente los más nobles de todos, los sentimientos religiosos.
Uno de los grandes dramas de mi vida consiste en decirle a la gente que veo colores cuando escucho música, y ellos no ven nada, nada en absoluto. Eso es terrible. Y ellos no me creen. Cuando escucho música yo veo colores. Los acordes se expresan en términos de color para mí. Estoy convencido de que uno puede expresar esto al público.
Entre las 3 y las 4 de la mañana, se despiertan los pájaros. Un mirlo o un ruiseñor, solista improvisado, entona varios sonidos con un halo de trinos perdidos en lo alto de los árboles. Si transpones esto al plano religioso tendrás el silencio armonioso del cielo.
Olivier Messiaen
Desprendimientos sonoros, el que creó Messiaen entre la música y la visión.
ResponderEliminarPartitura de los sentidos, colores que se agitan en espasmos hasta transfigurar el lenguaje musical. Ese estallido de la profusión divina no acepta la medida. El instante, el aliento, el soplo que se escapa, es la partitura de Visions de l`amen (1943) Sus notas quedaron vibrando, al mismo borde del silencio.
Silencios y vibraciones que no originan pausas es el principio de esta quietud mística. Cuerdas secretas de la soledad sonora. Diapasón del universo. Tejido con silencio los ecos de una melodía. Huella imperceptible de un germinar que expira. Ausencia viva, fisuras en la sonoridad visible, la urdimbre material de tocar a cuatro manos y encuentrar en el silencio el aire donde inspirarse.
Parece que Messiaen partió de un texto de Ernesto Hello, para tallar este retablo de palpitaciones. Cristalizar sería una palabra que definiría la traslación de este éxtasis. Cristalizar destellos verbales en una música que lleva su geometría hasta el límite, la que curva el infinito.
Cuando la vanguardia se hace irreversible, justamente, se crean estos clásicos.
Pedro Diez Cañada