Éste es, cristianos, el mandato del amor; éste es el mandamiento de Cristo; ésta es nuestra obligación, y la deuda en que nos puso el amoroso Jesús: et vos debetis. Notemos mucho en este debetis, que no dijo que pagásemos, sino que debíamos. ¿Pues por qué razón nos apunta Cristo la deuda y no nos persuade la paga? Con dos palabras de san Pablo entenderemos éstas (Rom., 13.8): Nemini quidquam debeatis, nisi ut invicem diligatis. Cristianos, dice san Pablo, no debáis nada a ninguno, sino el amor de unos a otros. ¡Difícil doctrina! Antes parece que había de decir: si no tuviéredes con qué pagar las otras deudas, a lo menos no debáis el amor de unos a otros. Porque el no pagar las otras deudas, puede tener excusa en la imposibilidad; mas no pagar el amor, ninguna excusa puede tener, porque basta la voluntad para pagar.
Sor Juana Inés de la Cruz. Polémica