martes, 31 de octubre de 2017
El bosque desnudo
Tal vez sea invierno cuando el vistoso follaje ha dejado ya de vestir los árboles con piedad. De todos modos, las ramas desnudas nos permiten lanzar una mirada más profunda en el interior de los bosques. Vislumbramos ahí el piadoso misterio de Dios, a quien no podemos manipular ni conceptual ni prácticamente, pero que sigue estando presente como la plenitud de Amor que abraza al mundo en su agonía y en su gozo. La pregunta que ha de plantearse cada uno de nosotros es: ¿qué amamos más, la pequeña isla de nuestra propia certidumbre o el gran océano de misterio santo que nos rodea? ¿La pequeña choza iluminada por la lámpara de nuestras propias preocupaciones o la colina que se extiende fuera, en medio de la gran noche negra iluminada por las estrellas que brillan en el cielo? En cualquier caso, la ambigüedad no desaparece nunca del todo. Sin embargo, el punto que necesariamente se ha de considerar es que el fuego purificador del ateísmo, aunque no mata necesariamente la fe, puede convertirla en una invitación a vivir peligrosamente.
Elizabeth A. Johnson. Rico en misericordia
domingo, 29 de octubre de 2017
Un futuro místico
El cristiano del futuro o será un “místico” , es decir, una persona que ha “experimentado” algo , o no será cristiano
Karl Rahner. Espiritualidad antigua y actual
martes, 24 de octubre de 2017
Es nuestro tiempo
Podemos estar a oscuras y fríos, pero esto no es todavía el invierno.
La miseria congelada de siglos se rompe, se agrieta, empieza a desplazarse.
El trueno es el ruido de los témpanos, del deshielo, del diluvio, el despertar de la primavera.
Gracias a Dios, ahora es nuestro tiempo, cuando el error nos sale al encuentro por doquier,
para no dejarnos nunca, hasta que demos la zancada más larga del alma que hombres y mujeres dieron alguna vez.
Los asuntos afectan ahora al alma. La empresa... es exploración en el misterio de Dios.
Christopher Fry. Un sueño de prisioneros
jueves, 19 de octubre de 2017
Beat, Beatífico
Escuché el bendito silencio en la catedral. Yo era el único que estaba. Eran las cinco de la tarde. Afuera, los perros ladraban, los niños gritaban, las veladoras alumbraban sólo para mí. Y la visión de la palabra beat surgió como representación de lo beatífico.
Jack Kerouac. Viajero solitario
martes, 17 de octubre de 2017
Gritar contra el mal
A veces se ha hablado del ateísmo como de una decepción, que
recae precisamente sobre (la idea que uno se hace de) Dios. No es tanto un
grito contra Dios como un grito contra el mal. Decimos con mayor exactitud: no
es tanto un grito contra la existencia o la bondad de Dios, como un grito
contra un mundo que parece hacer imposible sostener que existe un Dios, al que
de lo contrario quizás no se rechazaría. En este sentido podríamos preguntarnos
si el acusador de Dios no tiene a veces una concepción más elevada de lo que es
Dios que el defensor que proclama su existencia (sin tenerla muy en cuenta)
Adolphe Gesché. El Mal
domingo, 15 de octubre de 2017
La gracia al ladrón
Oh Señor, la gracia recibida por Pablo no te la puedo pedir,
La misericordia que mostraste a Pedro, no me atrevo a solicitar
Pero Señor,la gracia que Tú concediste al ladrón que moría en la cruz,
Esa Dios, es la gracia que pido de Ti.
No hay nadie que no pueda llegar a Ti en esta condición.
Nicolás Copérnico. Epitafio
viernes, 13 de octubre de 2017
Las ondas
lunes, 9 de octubre de 2017
Amor interno
jueves, 5 de octubre de 2017
El gran propósito
domingo, 1 de octubre de 2017
Los límites del arte
Irresistible imantación del ser. ¡Cuán bella era la luz sobre la terraza de habares en flor, sobre los negros cipreses! Salíamos de Santa Groce, donde moría San Francisco de Asís; de San Marcos, donde Cristo expiraba en la Cruz, o donde la Virgen escuchaba al ángel, en un pasillo desnudo y silencioso. Hasta nuestros sentidos habían cobrado un alma. El arte me había ya arrebatado otras veces, pero nunca como en esta ocasión. Estaba tocando ese límite indefinible entre lo humano y lo divino, entre lo terrestre y lo seráfico, entre lo que es del mundo y lo que es del cielo
Henri Ghéon
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