"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

sábado, 25 de marzo de 2017

La tolerancia


La auténtica y realista doctrina social católica es tolerante con la debilidad humana y se aleja de peligrosos perfeccionismos: mira con humildad y tenacidad la instauración de un orden social que permita al ser humano cumplir de la mejor manera posible la voluntad de Dios y conducirlo a una vida cristiana. Es una doctrina, pues, que rechaza tanto el utopismo como un espiritualismo de gueto que no reconozca a la fe ninguna capacidad ordenadora en el campo de lo social y abandone el mundo a su destino.

Joseph Hóffner

miércoles, 22 de marzo de 2017

Lo que en ti suspira




Has de saber que Dios
alienta en ti desde el principio,
y si arde tu corazón y no traiciona nada,
Él creo dentro de ti lo que suspiras

Gastón Baquero

domingo, 19 de marzo de 2017

Necesidad del Absoluto


Todo se puede sofocar en el hombre, salvo la necesidad del Absoluto, que sobrevivirá a la destrucción de los templos y a la desaparición de la religión en la tierra

Emil Cioran

jueves, 16 de marzo de 2017

El cuerpo


La teología del cuerpo también deja muy en claro, que ninguno de nosotros es simplemente un alma que habita en un cuerpo, o un cuerpo “poseído” por un alma. Nuestros cuerpos no son meras “cáscaras” infundidas de un alma. No son meros “repositorios” carnales intercambiables, prescindibles, o desechables. Nuestros cuerpos son “nosotros”. En consecuencia, lo que nosotros hacemos con nuestro cuerpo afecta nuestras almas, para bien o para mal.3 Cuando usamos nuestros cuerpos para amar y servir y adorar a Dios, en el modo que Dios nos llama a amar y servir y adorar, nuestras almas sienten los efectos de esas acciones corporales. A través de estas acciones corporales virtuosas, nuestras almas, a su vez, se vuelven más virtuosas, más parecidas a la de Cristo, y más puras, de tal manera que “que Dios mismo es glorificado en él”

Emily Stimpson .  Estos hermosos huesos

martes, 14 de marzo de 2017

Adoración


Lo que nos interesa en Cristo es que él es el hijo de Dios, la Palabra de Dios encarnada, y que a través de su muerte y su resurrección nos hace entrar en comunión con el Dios vivo y con la Trinidad. El cristianismo para mi es esto y esencialmente esto. Por consiguiente todo lo que minimiza la relación con Dios, la adoración, la contemplación, la alabanza de Dios, lo que nos exime del conocimiento y del amor a Dios en el cristianismo, lo modifica en lo sustancial. Ésta es antes que nada la tarea del cristianismo en el mundo de hoy- No en defensa de Dios (porque Dios no tiene necesidad de que los defiendan, él es demasiado grande para eso)-, sino en defensa del hombre, porque una humanidad incapaz de adoración sería el más grave peligro que pueda amenazar  a la civilización actual.

Jean Daniélou. La respuesta de los teólogos

sábado, 11 de marzo de 2017

la libertad de ser esclavo



Descubrir al otro como otro y ponerse-junto-a (con-) su miseria, vivir como propia la desproporción de ser libre y sufrir su esclavitud; ser distinto y alguien, y al mismo tiempo ser sólo una parte diferente interna; dolerse con el dolor de dicha escisión es la posición primera del êthos liberador. No es la amistad, ni la fraternidad (de los iguales), sino el amor a los oprimidos en razón de su real dignidad como exterioridad.

Enrique Dussel . Historia de la filosofía y filosofía de la liberación

jueves, 9 de marzo de 2017

De lo innecesario de las leyes



 El nuevo mundo se da en todas partes donde los hombres aprenden a vivir efectivamente en la fe y, por tanto, también en una auténtica comunión. Por eso los dones del Espíritu son sobre todo aquellos que hacen posible la vida común: la caridad, pero también el gozo, el poder mantenerse en paz, la longanimidad que ve ecuánimemente las cosas, la afabilidad, la bondad, la fe, que no cede a los demás, la mansedumbre, que no juzga, la templanza. Donde este nuevo mundo del Espíritu vive, ya no se necesita ninguna ley 

Eduard Schweitzer. El Espiritu Santo

lunes, 6 de marzo de 2017

El reposo

Vincent van Gogh

Nunca tendremos paz si no somos interiores ni estamos unidos a Dios. El reposo del espíritu, la alegría el contento firme solo se hallan en le mundo interior, en el reino de Dios que tenemos dentro de nosotros. Cuanto más nos adentremos en él, tanto más eremos felices. Sin esto, estaremos siempre en medio de la inquietud y de la pena, siempre descontentos, entre quejas y murmullos, y si nos sobrevive alguna tentación, o alguna ruda prueba, no la superaremos.

Louis Lallemant. Doctrine spirituelle

viernes, 3 de marzo de 2017

El que eleva los cuerpos de los santos


Él es el labrador y el trabajo y la viña
Es él quien tiene los aguaceros de otoño-

Él tiene la retama donde hace nacer la neblina
Él nos abriga, es él quien tiene las nubes   
Él tiene el dibujo de las copas que dan fruto

Él ni siquiera se asemeja a la luz nunca tocada
Y extiende sobre nosotros la cura
Las ramas del olivo como el brazo de quien acaricia
Él nos hace probar el paladar inagotable de la escritura
Él parte el pan y nos da las dos manos

Es él quien conserva el mecanismo de los pájaros
Es él quien mueve la rueda cuando se paran los molinos
Es él quien tira de la soga de los bueyes y de la linea
Del cielo que señala los límites de los montes

Él es el que eleva el cuerpo de los santos, es él
Quien enseña al polen a ser miel, él decide
La medida de la flor en la harina
Él nos deja tocar la orla de sus mantos

Daniel Faria. De lo inagotable

miércoles, 1 de marzo de 2017

Lo común de lo sagrado


¡Lo más humano es lo más divino! Nuestra realidad humana, nuestra vida provisional e inacabada, nuestro enigma son los lugares teológicos… Creo que es un engaño reducir la mística y experiencia de lo sagrado al interior de un discurso de las religiones. Lo sagrado es indisociable de lo humano; de lo humano más anónimo, más ordinario, más común, más banal. Me interesa mucho recuperar la dimensión de lo sagrado para la vida cotidiana y entrar en una mística de ojos abiertos, no una mística de interioridad y ojos cerrados. Me interesa una mística capaz de confrontar con la dimensión, también dramática, de la propia existencia humana.

José Tolentino Mendonça