Novalis. La cristiandad o Europa
domingo, 28 de junio de 2020
Vendrá
Novalis. La cristiandad o Europa
martes, 23 de junio de 2020
La esfera del misterio
La razón es consciente de sus limitaciones y de la
existencia de la esfera del misterio. No es un frío ejercicio analítico, sino
la posibilidad de entrar en una relación profunda con el mundo circundante y
con nosotros mismos
Olga Sedakova
lunes, 22 de junio de 2020
Rinocerontes
Alexander Pushkin
viernes, 19 de junio de 2020
Busco su vía
Señora del cielo, Regente de la tierra,
Emperatriz de los pantanos infernales:
recibid a esta humilde cristiana que yerra:
quiere ser de vuestros dilectos celestiales
aun sabiendo que no tiene méritos tales.
Esas que de vos manan, mi Señora, riquezas,
son mucho más grandes que todas mis bajezas.
Sin ellas al cielo el alma no ha de subir;
y no estoy mintiendo, como las juglaresas:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Decid a Vuestro hijo que busco su vía.
Pedidle que mis pecados sean borrados,
que me perdone como a la egipcia María
o a Teófilo, clérigo a quien disculpados
fueron sus tratos con el diablo acordados
por la intercesión de Vuestra dulce sonrisa.
Preservadme del demonio que siempre atiza,
Virgen que sin mancha pudiste concebir
el sacramento que se celebra en la misa:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Soy pobre y viejo, no sé los textos sagrados,
pero en la iglesia adonde voy por que me ayudes
vi un Edén pintado con arpas y laúdes
y un Infierno en donde hierven los condenados.
Este me da un gran miedo, al otro alborozados
miran mis ojos, y es la única verdad que sé.
Sueño con que esa dicha algún día alcanzaré,
Señora a quien el pecador debe recurrir
sin fingimientos ni pereza y con fe:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Fue tu santa preñez, digna Virgen, Princesa,
el Rey Jesús que es infinito y que no cesa
y que adoptó nuestra triste naturaleza,
dejó su cielo y por nosotros vino a morir
sacrificándonos su juvenil belleza.
Así es nuestro Dios. Suya mi alma se confiesa:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
François Villon. Balada para rezar a Nuestra Señora
miércoles, 17 de junio de 2020
Torso de sed
No. No es la luz más bella que tu sombra
Cristo de mi velar, Cristo desnudo
Como enjuto ciprés de pobre aldea,
que empaña y amortaja el pensamiento
en la vidriada luz de sus pupilas
y en su torso de sed.
Leopoldo Panero. En la Catedral de Astorga
domingo, 14 de junio de 2020
Lo más hondo
Oscar Wilde. De Profundis
jueves, 11 de junio de 2020
CORPUS CHRISTI 2020
Sólo tú Sacramento de luz en equilibrio
aquietaba la angustia del amor desligado.
Sólo tu Sacramento, manómetro que salva
corazones lanzados a quinientos por hora.
Porque tu signo es clave de llanura celeste
donde naipe y herida se entrelazan cantando,
donde la luz desboca su toro relumbrante
y se afirma el aroma de la rosa templada.
Porque tu signo expresa la brisa y el gusano.
Punto de unión y cita del siglo y del minuto.
Orbe claro de muertos y hormiguero de vivos
con el hombre de nieves y el negro de llama.
Mundo ya tienes meta para tu desamparo.
Para tu horror perenne de agujero sin fondo.
¡Oh Cordero cautivo de tres voces iguales!
¡Sacramento inmutable de amor y disciplina!
Federico García Lorca. Mundo
martes, 9 de junio de 2020
Acariciar el dolor con el silencio
Chandra Livia Candiani. La poesia e lo spirito (una entrevista)
viernes, 5 de junio de 2020
Dulce compañía
Yo soy en persona la fe que has profesado y quien te la inspira, esa por la que tú has respondido y la que te guiaba, la que te reconfortaba y la que ahora te juzga, pues soy en persona la Imagen propuesta a ti mismo desde el nacimiento de tu ser y la Imagen querida finalmente por ti mismo. (“Yo era hermosa y tú me has hecho todavía más hermosa”).
Henri Corbin. Daena, el ángel tutelar
lunes, 1 de junio de 2020
La voz de la cruzada
Triste está ahora el Arcángel en medio de un mundo desolado
y ensangrentado. Los brazos que levantaron su espada ya no pueden emplearla en
defensa de la Fe. Afortunado quien pueda recogerla otra vez con mano vigorosa.
Porque la hora de las grandes, definitivas batallas se acerca. Batallas sin
confusión de bandos y de propósitos. Y todos reconocerán el signo del Arcángel
al frente de sus Ejércitos. Porque el tiempo de Dios no admite huecos
apocalípticos en su curso. Y el Continente de Cristo no puede permanecer
largamente en un estado de muerte y de desesperación. Cientos de veces el
Continente parecía haber caído para siempre, vencido y derrotado. Otras tantas
veces la voz de Cruzada había llenado sus anchos confines.
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