"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

jueves, 29 de septiembre de 2016

El Reino



El Reino es una revelación del corazón de Dios que no puede estar satisfecho si hay gente que vive en una situación inhumana. Aún en una situación inhumana física. Las bienaventuranzas no se dirigen directamente a ellos pero toda la actitud de Jesús que cura a los posesos por el diablo, parálisis, sordera, mudez, etc., aparece como sacándolos de esa situación inhumana, porque eso es el Reino. Eso es lo que aparece en las bienaventuranzas. El título "pobre" se refiero a aquellos que están visiblemente en una situación que no es humana, por la miseria que tienen, por el desprecio que se tiene de ellos, por lo que sea.

Juan Luis Segundo . Reino de Dios

domingo, 25 de septiembre de 2016

Compartir la mesa




La opción de Jesús de comer con los indeseables fue diseñada para establecer una «comensalidad abierta», un igualitarismo radical, una ruptura con los criterios de sabiduría convencional de la cultura judía. Quería acabar con las barreras entre las personas, derrumbando los muros divisorios, y formando una sociedad basada en principios muy diferentes. Al comer con los pecadores,Jesús les aceptaba y compartía su vida con ellos. Además, compartir la mesa en el judaísmo, y especialmente en el caso de Jesús, no se trataba tan solo de una acción social; tenía una dimensión religiosa. Sabido es que las comidas judías eran un acto religioso en sí mismo, incluían oraciones y bendiciones relacionadas con el pacto. Como continuación de la comunión de mesa con Jesús, la iglesia primitiva siguió practicando la Cena del Señor, que está más basada en la asidua comunión de mesa de Jesús, que en la institución de la última cena durante la semana de la Pasión

Michael Wilkins. Jesús bajo sospecha

viernes, 23 de septiembre de 2016

Hablar de Dios



¿Quién o qué es eso —Dios? Semejante pregunta puede causar extrañeza dentro del marco de lo que se da por supuesto en la teología. Esa pregunta viene a interrumpir el modo de hablar habitual acerca de Dios. Normalmente se supone que se sabe dar razón de aquello de lo que se está hablando, de tal manera que una interrupción de ese tipo parece por lo menos superflua. ¿Para qué hay que decir de qué está uno hablando? Pero debemos y tenemos que hacerlo, para que nuestro discurso sobre Dios no silencie a Dios. Pues tal es el peligro (incomparablemente mayor que la falta de reflexión de los ateos) de la teología y de la fe cristiana; a saber: que se hable de Dios por así decir con lenguaje muerto; que Dios sea silenciado, encubierto, por las palabras que precisamente querían hablar de él. Pero el ocultamiento ( = silenciamiento) de Dios, tanto el consciente, como el inconsciente; tanto el callado, como el locuaz, es una consecuencia de que ya no osamos pensar a Dios. Sobre el ateísmo y sobre la teología de los tiempos modernos se cierne por igual la sombra oscura de la incogitabilidad de Dios ( = que no se puede pensar a Dios). Al final de la historia de la metafísica parece que Dios ha llegado a ser impensable.

Eberhard Jüngel. Dios como misterio del mundo

martes, 20 de septiembre de 2016

Las cadenas del placer


Venid, pues, todos vosotros a quienes tiene cautivos con vergonzosas cadenas el placer engañoso que sugestiona al espíritu humano. Aquí encontraréis el descanso para vuestras fatigas, el puerto placentero de la paz, el único asilo abierto a los que sufren.

Boecio. La consolación de la filosofía

domingo, 18 de septiembre de 2016

Un átomo de fe


La cuestión de la fe está, ante todo, en su calidad. Si es viva, aunque sea muy pequeña, insignificante como un grano de mostaza, realizará sin dificultad alguna lo imposible a los ojos del hombre.

Antonio Bravo. La oración del sacerdote

viernes, 16 de septiembre de 2016

El diluvio


El arca no sólo representa el cuerpo humano sirviendo como vehículo para el alma a través de las tempestades de la existencia terrena; es también un símbolo de la iglesia. A su vez, Noé es símbolo y prefiguración de Cristo, mediador entre Dios y el hombre pecador

Athanasius Kircher. El arca de Noé

domingo, 11 de septiembre de 2016

Almas en el cielo



Pretender algo menos que la santidad es no pretender nada en absoluto

Los santos son simplemente almas en el cielo (...) y cada individuo tiene su forma peculiar de santidad que debe alcanzar o perder. De nada sirve que yo diga: "Ojalá fuese como Juana de Arco o como san Juan de la Cruz"; yo sólo puedo ser san Evelyn Waugh..., despues de Dios sabe qué experiencias en el purgatorio.

Evelyn Waugh

viernes, 9 de septiembre de 2016

La profundidad


La fe cristiana brota de la escucha de la «palabra» de Dios. Pero esta escucha presupone un trasfondo de silencio en el que la palabra siempre ha estado envuelta. La escucha de la palabra de Dios no puede acontecer al margen de nuestra tácita percepción de un ámbito oculto de misterio desde el que es pronunciada la palabra. Ni tampoco podría suscitar la palabra de Dios veneración y sobrecogimiento en nosotros de no mediar, al menos, una vaga percepción de la inagotable profundidad que permanece sin ser dicha. Sin una cierta conciencia de misterio, la fe se queda muerta.

Jhon F. Haught. Cristianismo y ciencia

sábado, 3 de septiembre de 2016

El reino que no es de este mundo


La Iglesia es lo único que puede salvar a un hombre de la degradante servidumbre de ser hijo de su propio tiempo. No queremos una Iglesia que se mueva con el mundo; queremos una Iglesia que mueva al mundo.

G.K. Chesterton

jueves, 1 de septiembre de 2016

La incertidumbre


Quizá la mejor prueba de la existencia del Todopoderoso sea el hecho de que nunca sabemos cuándo vamos a morir. En otras palabras, si la vida fuera un asunto exclusivamente humano, vendríamos al mundo acompañados de un término, o una frase, que indicarían la duración exacta de nuestra presencia aquí, como se hace en los campos de prisioneros… Lo mismo puede decirse de nuestra atracción por la belleza, la natural y la que es obra del hombre, ya que lo infinito sólo puede ser apreciado por lo finito.


Joseph Brodsky. Marca de agua