Venid, pues, todos vosotros a quienes tiene cautivos con vergonzosas cadenas el placer engañoso que sugestiona al espíritu humano. Aquí encontraréis el descanso para vuestras fatigas, el puerto placentero de la paz, el único asilo abierto a los que sufren.
Boecio. La consolación de la filosofía
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