"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

jueves, 29 de julio de 2010

Santuario del arte


La imaginación no es ya esa especial actividad hu­mana que construye el mundo humano del arte; posee ahora un valor metafísico universal. La imaginación poética es la única clave de la realidad ... En la natura­leza, en la moral, en la historia, seguimos viviendo en los propileos de la sabiduría filosófica, mientras que, con el arte, entramos en el santuario mismo.

Ernst Cassirer. Antropología filosófica

martes, 27 de julio de 2010

Obediencia interior


Ese profeta fue un hombre sensible en inexorable contradicción con su mundo y con su época. Fue un hombre tímido, al que no doblegaron los evidentes errores imperantes en esta tierra ni los cometidos por los soberanos poderosos , pues no obedecía a nadie más que a la voz de Dios que le hablaba dentro de él y a él.


Franz Werfel. Escuchad la Voz

jueves, 22 de julio de 2010

Rescatar los gremios


El artista ni puede, ni sabe, ni quiere vivir solo. Todo artista llevará dentro sí –siempre- al cofrade. En el doble sentido monacal y gremial.

El ansia de una vuelta a cierta disciplina espiritual, el retorno a elegir en el mundo los paisajes más bellos, donde luzca la Gloria de Dios.

Ernesto Jiménez Caballero. El Artista como Cofrade

martes, 20 de julio de 2010

Testimonios enterrados


En los terribles años de la yezhovzhina pasé diecisiete meses en las filas frente a las cárceles de Leningrado. Un día, al­guien me reconoció. Entonces, una mujer de labios morados que ocupaba su lugar detrás de mí y que, por supuesto, jamás había escuchado mi nombre, pareció despertar del letargo en el que permanecíamos sumidas y me preguntó al oído (porque allí todos hablaban en voz muy baja):

- ¿ Y usted podría describir esto?
Yo repuse:
-Sí, puedo.
Entonces una especie de sonrisa se deslizó por lo que algu­na vez había sido su rostro.

Leningrado, I de abril de I957

Anna Ajmátova. Réquiem, A modo de introducción

lunes, 19 de julio de 2010

Felicidad tras el ocaso


Después de tantos años de acompañar los servicios funerarios en el órgano de la Magdalena de París, quise escribir algo diferente Veo la muerte como una liberación bienvenida y una aspiración hacia la felicidad suprema, más que una experiencia dolorosa.

Para mí el propósito del arte y especialmente de la música, es elevarnos lo más alto posible por encima de la existencia cotidiana.

Gabriel Fauré. Carta al crítico Luis Aguettant

sábado, 17 de julio de 2010

Sobre el canto de los pájaros


Pero la vida, sin el sentimiento de la muerte, sin, esto es, religión, sin aquello que nos distingue de los animales, es un delirio, intermitente o continuo, estoico o trágico. Por otra parte estas poesías han nacido casi todas en el campo; y no hay más imágenes, ni más campos, ni la blancura de los grandes navíos ni el verde de los bosques ni el dorado del grano, sin las procesiones o las comuniones que pasan; y no hay sonido que más se distinga entre el fragor de los ríos y los torrentes, sobre la inmensa espesura, sobre el canto de las cigarras y de los pájaros, que aquél del Avemaría.


Giovanni Pascoli. Prefacio a los Cantos de Castelvecchio

miércoles, 14 de julio de 2010

Soledad que germina


Así como se entierra la semilla para que germine: antes de poder revelar el oráculo de la poesía, los poetas deben primero separarse del conjunto de los hombres.

Francis Thompson. Poemas

lunes, 12 de julio de 2010

Sabiduría para todos


La fuerza de la sabiduría divina es tanta que, introducida en el corazón humano, expulsa de un solo gol­pe a la estulticia, madre de los delitos; y, para conseguir esto, no son necesarios ni el dinero, ni los libros, ni las elucubraciones. Esto se consigue gratis, con facilidad y rápidamente, con tal de que los oídos estén abiertos y el corazón tenga sed de sabiduría. Que nadie tenga miedo: nosotros no vendemos el agua ni ofrecemos el sol a cam­bio de dinero. La fuente divina es fecundísima; se ofrece llena a todos; y la luz divina sale para todos los que tienen ojos. ¿Qué filósofo ofreció esto o puede ofrecerlo, si tiene voluntad de hacerlo? Los filósofos, a pesar de haber pasado toda su vida en el estudio de la filosofía, no pudie­ron, ante la mínima oposición de la naturaleza, hacer me­jores a otros, ni tampoco a sí mismos.


Lactancio. Instituciones divinas. Libro III

miércoles, 7 de julio de 2010

Viaje al interior


El interior de nosotros mismos no está tan lejos, y, sin embargo , está tan lejos que no hay bastante con una vida para llegar allí.

Julien Green. Minuit

martes, 6 de julio de 2010

Los cansados siglos


Assi corren las cosas destos cansados siglos, los que por sus excessos y peccados devieran sepultarse en el eterno olvido, éssos son aplaudidos, essos hallan favorables juezes, mecenas protectores y, en conclusión, de sus atrocidades y delitos la salida y escape.

En tres cosas consiste el ser un hombre perfectamente sabio: tratar los que lo son, peregrinar por varias tierras, y la lectión continúa de buenos libros. Esta última es la más esencial, y diga cada cual lo que le pareciere, que la teórica es más segura que la practica, y los libros muestran en poco tiempo lo que con gran trabajo enseña la experiencia en muchos años.

Gonzalo de Céspedes y Meneses. Varia Fortuna del soldado Píndaro.

sábado, 3 de julio de 2010

Suyo es el reino


Pero nadie podrá lavar
la lágrima de un niño inocente.
Porque en ella está Cristo
Todo él en su esplendor.


Innokenti Ánnenski.

viernes, 2 de julio de 2010

La lucha contra el éxito


La buena labor pictórica no pertenece a la persona que la realiza. Le viene a esta desde arriba.

En el momento en que comenzamos a pensar en el éxito y en el efecto de nuestro trabajo, a interpretar nuestro papel mirando de reojo al público, perdemos expresión, seguridad y todo lo demás.

Es tan sencillo como la regla de tres. Si rebajamos nuestra labor utilizándola para nuestros propios fines, nuestra labor nos rebajará a nostros.

Todas las academias empujan a los estudiantes a trabajar para su propia reputación, para satisfacer su orgullo.

Rudyard Kipling. En tinieblas