En la plenitud de la vida

 

^-       El hombre no encuentra a Dios primariamente en la dialéctica de las necesidades y de las indigencias. El hombre encuentra a Dios en la plenitud de su ser y de su vida. Lo demás es tener un triste concepto de Dios. 

Xavier Zubiri. El hombre y Dios.

Cristianismo o caos

Me parece que en la fase actual de la historia europea la problemática esencial no está ya entre el catolicismo, de un lado, y el protestantismo, de otro, sino entre el cristianismo y el caos… La civilización (y con esto no me estoy refiriendo al cine sonoro y la comida enlatada, ni siquiera a la cirugía y las casas higiénicas, sino a la organización moral y artística de Europa en su conjunto) no tiene en sí misma el poder de sobrevivir. Llegó a existir a través del cristianismo y sin él no tiene ni relevancia ni poder para demandar lealtad.

Evelyn Waugh

El nihilismo devorador

 

La empresa de un humanismo sin trascendencia  está condenada a encallar en un nihilismo que devora al propio hombre.

Rémi Brague

La vida más elevada

Sólo hay un problema, uno solo: descubrir que la vida del espíritu, todavía más elevada que la vida de la inteligencia, es la única que satisface al hombre.

Un primer acto de resistencia consiste en volver a conectar con el lenguaje, en proteger el poder semántico de las palabras. […] Tenemos que recuperar juntos el sentido de lo real y para eso tenemos que recuperar juntos el sentido de las palabras. Esto es tanto como decir, y no hay nada de abstracto en ello, que la verdadera urgencia política es, en realidad, poética.

Francois - Xavier Bellamy. Permanecer

El progreso real

El progresivo abandono de la referencia a un Creador explica la voluntad de poder de ciertas sociedades humanas y, dentro de ellas, de individuos con una ambición desmedida. Es de la exacerbación de esto que nacerán, ay, los grandes imperios totalitarios del siglo XX (URSS, Tercer Reich, China de Mao), responsables de millones de muertos y condenados a un fracaso inevitable y observado. No son las civilizaciones las que son mortales, sino las barbaridades. La comparación de estos cataclismos y estas contracivilizaciones con los grandes avances de la historia de la humanidad es edificante: al igual que los segundos, los primeros están ligados a opciones ideológicas y culturales. Simplemente, se anclan en la utopía arrogante de un paraíso en la tierra y no en la humildad de una inscripción en la eternidad que, por sí sola, permite la autotrascendencia y el progreso real.

Jean-Robert Pitte. Forces spirituelles, innovations et accélérations de l’histoire

Más allá de nosotros mismos

Si lo que llamamos amor no nos lleva más allá de nosotros mismos, entonces no es amor.

Oswald Chambers

Cristiano por razón

Me atrevo a Asumir sin usurpación el honroso título de cristiano. no se trata meramente de que deba esta condición a la pila, a mi educación o al clima en que nací, a que fuera criado para ratificar los principios que mis padres instalaron en mi desprevenido entendimiento o para seguir con el consenso general la religión de mi país; sino que, habiéndolo visto y examinado todo ya en la edad adulta y con el juicio formado, me encuentro obligado, por los principios de la gracia y por la ley de mi propia razón, Ah no abrazar más nombre que éste.


Thomas Browne. La religión de un médico

El ángel que corre por los campos

Si mis ojos mis manos

Si mi boca aún tibia

Si la tierra y el cielo

Llegaran a faltarme

Si los campos de trigo

Que escondían tu rostro

No alumbraran la ruta

Por la que avanzo lento.

Si al fin este poema

Fuera solo un poema

Y no el grito de un hombre

Enfrentado a su noche

Se necesitarían 

Dios mío tantas lágrimas.

René-Guy Cadou. Jugar mi vida

Día de San Francisco de Asís 2022

Si, cuando lleguemos a Santa María de los Angeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: «¿Quiénes sois vosotros?» Y nosotros le decimos: «Somos dos de vuestros hermanos». Y él dice: «¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!» Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe, ¡oh hermano León!, que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: «¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!» Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: «¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido». Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.

Florecillas de San Francisco

La irrupción de lo nuevo

Creer en Dios significa disponer de un nombre para esa irrupción de lo nuevo —toda vez que en el fondo lo nuevo tan sólo se reduce a lo viejo—; ese nombre es "creación". La capacidad de verdad sólo se entiende como creación.


Robert Spaemann. La demostración de Dios