Si mis ojos mis manos
Si mi boca aún tibia
Si la tierra y el cielo
Llegaran a faltarme
Si los campos de trigo
Que escondían tu rostro
No alumbraran la ruta
Por la que avanzo lento.
Si al fin este poema
Fuera solo un poema
Y no el grito de un hombre
Enfrentado a su noche
Se necesitarían
Dios mío tantas lágrimas.
René-Guy Cadou. Jugar mi vida
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