El progreso real

El progresivo abandono de la referencia a un Creador explica la voluntad de poder de ciertas sociedades humanas y, dentro de ellas, de individuos con una ambición desmedida. Es de la exacerbación de esto que nacerán, ay, los grandes imperios totalitarios del siglo XX (URSS, Tercer Reich, China de Mao), responsables de millones de muertos y condenados a un fracaso inevitable y observado. No son las civilizaciones las que son mortales, sino las barbaridades. La comparación de estos cataclismos y estas contracivilizaciones con los grandes avances de la historia de la humanidad es edificante: al igual que los segundos, los primeros están ligados a opciones ideológicas y culturales. Simplemente, se anclan en la utopía arrogante de un paraíso en la tierra y no en la humildad de una inscripción en la eternidad que, por sí sola, permite la autotrascendencia y el progreso real.

Jean-Robert Pitte. Forces spirituelles, innovations et accélérations de l’histoire