Lo que nos interesa en Cristo es que él es el hijo de Dios, la Palabra de Dios encarnada, y que a través de su muerte y su resurrección nos hace entrar en comunión con el Dios vivo y con la Trinidad. El cristianismo para mi es esto y esencialmente esto. Por consiguiente todo lo que minimiza la relación con Dios, la adoración, la contemplación, la alabanza de Dios, lo que nos exime del conocimiento y del amor a Dios en el cristianismo, lo modifica en lo sustancial. Ésta es antes que nada la tarea del cristianismo en el mundo de hoy- No en defensa de Dios (porque Dios no tiene necesidad de que los defiendan, él es demasiado grande para eso)-, sino en defensa del hombre, porque una humanidad incapaz de adoración sería el más grave peligro que pueda amenazar a la civilización actual.
Jean Daniélou. La respuesta de los teólogos
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