A veces se ha hablado del ateísmo como de una decepción, que
recae precisamente sobre (la idea que uno se hace de) Dios. No es tanto un
grito contra Dios como un grito contra el mal. Decimos con mayor exactitud: no
es tanto un grito contra la existencia o la bondad de Dios, como un grito
contra un mundo que parece hacer imposible sostener que existe un Dios, al que
de lo contrario quizás no se rechazaría. En este sentido podríamos preguntarnos
si el acusador de Dios no tiene a veces una concepción más elevada de lo que es
Dios que el defensor que proclama su existencia (sin tenerla muy en cuenta)
Adolphe Gesché. El Mal
No hay comentarios:
Publicar un comentario