Tintoretto
Al volver a mi celda, me preguntaba qué pensaría Jesús de mí, y al instante me acordé de aquellas palabras que un día dirigió a la mujer adúltera: "¿Ninguno te ha condenado?" Y yo, con lágrimas en los ojos, le contesté: "ninguno, Señor... ni mi madrecita, imagen de tu ternura, ni mi hermana Sor San Juan Bautista, imagen de tu justicia, y sé muy bien que puedo irme en paz, ¡porque tú tampoco me condenarás...!"
Sta. Teresa de Lisieux. (Cta. 28-5-1897, a la madre Inés de Jesús)
No hay comentarios:
Publicar un comentario