El mundo está lleno de Dios. Él
sale a nuestro encuentro manando, por decirlo así, de todos los poros de las
cosas. Pero con frecuencia estamos ciegos. Quedamos enganchados en las horas buenas y en las malas y no las
vivimos totalmente hasta el hontanar en que brotan de Dios. Esto se pude decir
de todo lo hermoso y también de lo deplorable. En todo quiere Dios celebrar un encuentro, y
pide y desea la respuesta de la adoración y la entrega.
Alfred Delp. Gesammelte Schriften
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