No basta dialogar con otros sobre temas espirituales y tampoco enseñar a otros las cosas divinas, para que podamos creer que hemos realizado una auténtica meditación. De hecho, es muy distinto hablar con Dios que hablar sobre Dios. La experiencia de lo divino, adonde apunta la meditación-contemplación, supone un diálogo de todo el ser humano con El.
Aldo Aluffi. El Evangelio de cada día
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