No se otorga el talento a la riqueza ni se obtiene a base de
esfuerzo, sino que es engendrado con la formación misma del alma. (16,
5.)
¡Qué miserable es aquél que pone toda su esperanza en un hombre mortal, porque todo
su amparo acaba con la desaparición de ese hombre! (29, 3)
Minucio Felix. Octavius
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