Hay unos autores que estampan libros por el aplauso y otros que escriben puramente por la gloria de Dios y por el beneficio del prójimo. Los primeros sienten vivamente por su pasión la rígida e inexcusable censura de los maldicientes. Los segundos se están quietos dentro de su nada, donde no llegan los dardos de la mordaz censura. Yo quisiera con la divina gracia estarme en mi nada para estar inferior a todas las censuras, y para ofrecer a Dios las alabanzas, a quien sólo se debe la honra y la gloria.
Miguel de Molinos. Defensa de la Contemplación.
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