Las congojas y fatigas de que está sembrada toda esta vida miserable, y la fruta que en este valle de lágrimas y destierro nuestro cogemos, pues necesariamente habemos de gustar y comer della, y esto no se puede excusar, de tal manera comamos, que no nos empezca su amargura, ni nos quede dentera de tan desabrido manjar, sino que lo desabrido se nos haga sabroso, y dulce lo amargo, y suave lo áspero, y fácil y llevadero lo dificultoso é insufrible.
Pedro de Rivadeneira. Tratado de la tribulación.
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