Cuando afirmamos que el hombre se salva siempre mediante la pobreza no queremos hipócritamente perpetuar la miseria, la degradante miseria. Queremos únicamente significar que, una vez vencida la miseria, cada uno debe estar desprovisto de apegos y de tranquilidad: cada uno debe conocer sus fuerzas y su medida.
Es decir, nosotros no oponemos la revolución espiritual a la revolución material ; afirmamos únicamente que no existe revolución material sin que esté enraizada y orientada espiritualmente. Hay marxistas que quieren con todo su fervor una renovación espiritual del hombre. Nosotros no lo dudamos. Pero no por ello dejamos de creer que, aunque se quiera lo contrario, de un brote puramente económico no pueden salir otros valores que el confort y el poder.
Emmanuel Mounier. El mundo moderno contra la persona
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