¿Oíste? ¿Has oído? Voces de sirenas son: tú, por tu salud, guárdate de darles orejas. Muéstrate nuevo Ulises. ¿Enrederán tu mente en sus hechizos si les prestares atención? Blandos son en extremo estos cantos, y tales que movieran pechos berroqueños; pero acuérdate que son mortíferos y que conducen a la perdición eterna. Hacia acá, pon oídos, pon ojos, pon alma; acumula toda cuanta energía poseas; aguza con ardor tu penetrante ingenio; no incurras en la bobería de halagarte a ti mismo; profundiza en el asunto y seguramente verás, si es que algo vieres, cuán blandengue, cuán vano, cuán indigno de ti es todo lo que te impide levantar el vuelo.
Erasmo. El menosprecio del mundo
Inteligente, pero fácil decirlo y difícil hacerlo.
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