"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

martes, 12 de enero de 2010

La Luz como desenlace


Ya es tiempo de restituir a la luz el desenlace del drama, usurpado por las tinieblas. Ya es tiempo de declarar que la desdicha no es la última palabra de las cosas y de reprimir esa rebeldía vieja y profunda que ha tomado el nombre de la cordura: la rebeldía del hombre contra la esperanza. Ya es tiempo de decir que lo bello es verdadero y de quitar al engaño la máscara de realidad que le han dado los mentirosos. Ya es tiempo de atreverse a conducir a través de la vida, hacia la verdad, a aquellos a quienes el drama ha conducido hasta hoy, a través de la muerte, hacia el engaño. Ya es tiempo de luchar contra la necedad inmunda que inspira a los hombres la afición a las lágrimas estériles y les separa de la justicia en nombre de la belleza.


Ernesto Hello. El Hombre

2 comentarios:

  1. Me alegra leer este fragmento en este bloc. “Ya es tiempo... ya es tiempo...”. Seguramente sí va siendo hora que cada uno se haga responsable de sí mismo, de su propia vida, de las aspiraciones de su alma, su talento, su corazón, su fuerza, sus deseos, su capacidad de amar, de dar, de recibir, y actúe en consecuencia.
    Me gusta este fragmento porque habla de la propia vida, no de palabras, de la vida real. A mí me parece siempre muy flatulento todo el discurso filosófico que se termina autocomplacido en sí mismo. Así que me agarro a esas frases de hoy...
    Es doloroso, pero resulta tan estéril como fácil, revolcarse en la propia miseria y dar las culpas a lo externo, o sentirse mesías incomprendido, víctima del universo. De sobras tenemos motivos para engancharnos a las partes más vacías y doloridas de nuestras almas, a tantos callejones sin salida. Pero eso no lleva a ninguna parte, más que a retroalimentar el dolor.
    Este texto expresa una toma de posición adulta sobre la propia vida. Hace falta valor para tener esperanza, para cuestionar lo cotidiano y cómodo aunque profundamente insatisfactorio. Hay que ser valiente para abandonar las muletas que nos sirven de excusa perfecta para no avanzar por caminos desconocidos, para aspirar a lo que siempre hemos soñado, aunque no sepamos muy bien qué es, porque sólo sabemos qué es lo que no queremos.
    Sentirse merecedor. Sentirse merecedor es algo que cuesta mucho. Los que no se sienten merecedores de lo que la vida en justicia les depara pueden desbarrar por dos lados contrarios: sentirse víctimas pero actuar como personajes altivos, maleducados, no comprendidos, con cierto resentimiento porque, decíamos, se viven como no merecedores; o bien sintiéndose completamente nulos, miserables, de modo que niegan sus propios talentos y todas sus capacidades, incluso la de amar y ser amado.
    Dejemos la muerte para los fiambres y para los autores ilustres que yacen en las enciclopedias (nuestras personas queridas desaparecidas que no se preocupen, que siguen vivas en nosotros). Los que estamos aquí tenemos que apoquinar. No vale hacerse el longuis. Vivir realmente significa tomar el riesgo de vivir, a pesar de todo. Dejemos el miedo para los temerarios, los que hacen puénting, los que se quedan sólo en discursos y palabras y elucubraciones filosóficas como un pez que se muerde la cola. El verdadero riesgo es vivir apostando fuerte por la vida, la vida que queremos, la que soñamos, la que merecemos, la única que tenemos, tan poquita y tan grande al mismo tiempo. Apostar por el amor, que es lo más bueno que tenemos en nuestro ser, lo que nos mueve a hacer las mejores cosas para nosotros y los demás, una fuerza imparable capaz de derribar cualquier impedimento o dificultad. Esas cosas por las que sin dudar pondríamos la mano en el fuego, apostar fuerte por la vida y el amor, a pesar de Auschwitz, a pesar de las deudas, de los gobiernos de mierda, de las dificultades y las injusticias que, también, forman parte de la vida. Y seguramente, aunque parezca contradictorio, la hacen más valiosa a cada paso que damos hacia adelante.

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  2. LA VERDAD ES QUE SI ME HUBIERA QUEDADO MIRANDO LA FOTO DEL SUJETO ESE, NO SE ME HUBIERA OCURRIDO ESCRIRTE NADA DE LO QUE TE DIJE
    QUÉ SUSTO DA... POVERINO!!!
    JEJEJE

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