Creo que ha quedado suficientemente demostrado que esta nueva sabiduría es la ruina de la vida social. No da como objeto a cada hombre más que su felicidad particular, y una felicidad puramente sensual. Pone en oposición perpetua las fuerzas de todos los hombres, y de ello tiene que resultar un estado de guerra y enemistad universal, y que no puede acabar más que cuando la religión venga a devolver la paz.
Albrecht Von Haller. Discours sur l'irreligion
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