¿Cuántas veces no se ha escrito, desde la Ilustración en adelante, que el libre pensamiento, el progreso de la ciencia y el dominio del hombre sobre la naturaleza (a través de la propia ciencia y de los prodigiosos avances técnicos) liberarían gradual pero infaliblemente al hombre del «peso» de la religión, de la superstición, del fanatismo e incluso de la absurda condena o recompensa en el más allá?
Michele Federico Sciacca
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