domingo, 27 de agosto de 2017
El Sol para todos
Pero no es suficiente perdonar las injurias y soportar los malos tratamientos. El verdadero discípulo de Cristo, a ejemplo de su Maestro, amará incluso a sus enemigos, pedirá por ellos, les servirá de todas maneras y acudirá en socorro de sus necesidades, a imitación del Padre celestial—supremo modelo de perfección— , que hace salir el sol y derrama la lluvia sobre los buenos y los malos.
Antonio Royo Marín. Los grandes maestros de la vida espiritual
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