lunes, 21 de agosto de 2017
El Espíritu Vivo
Ningun cristiano tiene derecho al estancamiento o a la nostalgia del pasado, ya que el Espíritu es siempre vivo y operante, es la novedad de Dios y el Señor del tiempo futuro. De aquí se sigue cuál ha de ser el estilo de una Iglesia que sea comunión de los «santos»: tiene que estar siempre abierta al Espíritu y a sus sorpresas. Comprometida siempre en la victoria sobre la trágica resistencia del pecado personal y social.
Esta apertura a la novedad de Dios tiene que ir siempre acompañada de un profundo sentido de responsabilidad: si todos han recibido el Espíritu, todos tienen que comunicarlo, comprometiéndose de forma corresponsable con los demás para el crecimiento de la Iglesia en la comunión y en el servicio. Si la Iglesia-comunión no es un cementerio, sino un mundo de personas que viven en el Espíritu, no es tampoco el lugar de las aventuras individuales; la fidelidad al Espíritu exige un valeroso y paciente crecimiento en comunión con todos. ¡El coraje de los profetas es siempre también el humilde amor de los «santos»!
Bruno Forte. La Iglesia icono de la Trinidad
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