Nada odia tanto el amor como la coacción y el temor. Es orgulloso y perfectamente libre, más libre incluso que Esparta. Pues entre todas las cosas humanas, sólo el amor, cuando habita puro en una persona, no mira asombrado la riqueza, no teme a ningún tirano, no se aterra ante ningún trono, no tiene miedo a ningún juicio, no huye de la muerte. No le asusta ninguna bestia, fuego, abismo, mar, espada o soga. Incluso lo intransitable es transitable para él; lo invencible se hace vencible; lo terrible, aceptable; y lo difícil, llevadero... En todo es audaz, todo lo abarca con la vista, todo lo domina.
Máximo de Tiro. Disertaciones filosóficas
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