La literatura es como un gran jardín en el que los miembros de una comunidad son invitados a pasearse desde su más tierna infancia. Allí es donde encuentran las respuestas a las múltiples cuestiones que les plantea su vida. Cada libro, cada pasaje, tendrá su hora según las situaciones. En el duelo, serán los Salmos o las Lamentaciones; en la euforia amorosa, el Cantar; en la duda, Job o Qohélet. Los itinerarios del individuo pueden variar, pero aquello que permite a los miembros de una comunidad forjarse una identidad común es el hecho de que el jardín literario es el mismo para todos.
Tomas Römer. Introducción al Antiguo Testamento
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