Padre mío: tú, si eres mi padre,
déjame amar este ser
podrido;
déjame leer tu misericordia en la carroña:
¿Hay amor , donde todavía hay asco?
Se inclinó furioso y hundió
las manos en los insectos de la corrupción;
y ¡ay! De rosas un olor, un profundo olor,
se levantó de su blancura.
Franz
Werfel. Jesus und der Äser-weg
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