En los salmos rivalizan la belleza y la doctrina; son a la
vez un canto que deleita y un texto que instruye. Cualquier sentimiento
encuentra su eco en el libro de los salmos… ellos calman nuestra ira, rechazan
nuestras preocupaciones, nos consuelan en nuestras tristezas. De noche son un
arma, de día una enseñanza; en el peligro son nuestra defensa; en la festividad
nuestra alegría.
El que está seguro de Dios y no de sí mismo no tiene miedo
de encararse con su propia debilidad y sus limitaciones.
Jean Marie Lustiger. Primeros pasos en la Oración
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