En el valle coronado
de sombras y soledad
donde la santa Verdad
anda en su primer estado,
balando el libre ganado,
y el pájaro sin prisiones,
con no aprendidas canciones,
que no exceden humano canto,
invocan el nombre santo
del Dios de los escuadrones.
Antonio Mira de Amescua. El arpa de David
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