Las tecnologías pueden darnos la impresión de vivir en un mundo que, en realidad, no existe. Debemos volver a las cosas. Pero para volver a las cosas debemos volver a las palabras. [...] Leer y ver son los dos caminos fundamentales del pensamiento humano. Sin estas actividades se atrofia lo más profundo que hay en nosotros. El centro del ser y de la vida cotidiana es un Ser que se quiere comunicar a sí mismo y dejarse conocer. El tejido último de la vida no es la irracionalidad, la falta de sentido, sino la posibilidad de captar un significado. Esta es la grandeza de la lengua y de las palabras.
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