Si Dios no existe, si el mundo no tiene dirección ni finalidad, si salido de la nada no se dirige a ninguna parte, el hombre atrapado en la mecánica melancólica de un oficio, elemento de un organismo -ya sea al servicio de intereses particulares en un régimen capitalista, o al servicio de un partido, del Estado, de la colectividad- el hombre de hoy permanece extraño a lo que constituye la trama monótona y siniestra de sus jornadas. Lo que en él razona, reflexiona, su corazón que se enamora y que sufre, esa parte de él que es esencialmente su propio yo no es afectada de ninguna manera por las tuercas que ajusta, por los boletos que perfora, por las columnas de cifras que suma en los registros. Si Cristo no ha resucitado y si es vana nuestra esperanza, el hombre se convierte en un presidiario.
Francois Mauriac. Palabras Católicas
No hay comentarios:
Publicar un comentario