El pueblo es el cuerpo de Dios. Todo pueblo sigue siendo
pueblo mientras tiene Dios propio y descarta todos los demás dioses sin el
menor reparo, es decir, mientras confía en que su Dios vencerá y arrojará al
mundo a los restantes dioses. Así han creído todos los pueblos desde la fundación
del universo, o, al menos, todos los grandes pueblos, todos los que en algo se
han distinguido, todos cuántos han marchado a la cabeza de la humanidad.
Fiódor Dostoievski. Los demonios


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