El Papa Benedicto XVI ha dado en el blanco con su llamamiento al amor total en una sociedad que por definición evita los lazos duraderos y exclusivos. ‘Agapé’, es decir, el verdadero amor, aquel que todos soñamos y del que todos tenemos necesidad para sentirnos salvados en un mundo caracterizado por su inseguridad, no puede ser más que altruista e incondicionado. Por ambas partes. Y el esfuerzo para llegar a esto tiene que partir siempre de mí. Es lo contrario de lo que sucede tantas veces hoy, cuando se vive con el temor de que el otro decida romper el lazo unilateralmente, porque no se considera satisfactoria la relación o simplemente porque se quiere experimentar emociones nuevas.
Tengo esperanza en la razón y la consciencia humanas, en la decencia. La humanidad ha estado muchas veces en crisis, y siempre hemos resuelto los problemas. Estoy bastante seguro de que se resolverá, antes o después. La única verdadera preocupación es cuántas víctimas caerán antes. No hay razones sólidas para ser optimista. Pero Dios nos libre de perder la esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario