Negándole al espíritu su primacía, nuestra civilización se ha «barbarizado». Retrocedemos en vez de avanzar. Sólo la verdad nos hará libres. Y no la verdad sobre los átomos, sino sobre el hombre. «Conócete a ti mismo.» No nos conocernos. Y esto por culpa de la escuela, que se ha convertido en una máquina de deformación; por culpa de una política, de una sociología ignorante de los valores espirituales. Ambiente artificial que no está adaptado ni a nuestra talla ni a nuestra forma. Vamos degenerando moralmente y mentalmente. La religión del «confort» y de un «standard» de vida, aumentado cada día por necesidades artificiales que nos vamos creando, conduce a la peor «proletarización», a la del espíritu. El marxismo conduce al mismo resultado que el capitalismo...
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