La amistad con Jesús durante el interminable periodo de
arrestos y trabajos forzados, de soledad y de insultos por parte de los ateos,
da la fuerza necesaria para resistir, la certeza del triunfo sobre la
indiferencia, el escarnio y la mofa, como observamos también hoy en los lugares
donde ya no queda ningún margen para Cristo y la Iglesia. La amistad con Jesús
sigue siendo una llama ardiente que despierta entusiasmo y arranca el
compromiso por la causa de la fe, el servicio de los que sufren y la entrega de
la propia persona.
Rudolf Schnackenburg. Amistad con Jesús
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