"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

viernes, 18 de diciembre de 2015

Libertad y obediencia


Aquí es importante subrayar que se trata de obediencia y que es precisamente la obediencia la que da la libertad. El tiempo moderno ha hablado de la liberación del hombre, de su plena autonomía; por tanto, también de la liberación de la obediencia de Dios. La obediencia debería dejar de existir; el hombre es libre, es autónomo: nada más. Pero esta autonomía es una mentira: es una mentira ontológica, porque el hombre no existe por sí mismo y para sí mismo, y también es una mentira política y práctica, porque es necesaria la colaboración, compartir la libertad. Y, si Dios no existe, si Dios no es una instancia accesible al hombre, sólo queda como instancia suprema el consenso de la mayoría. Por consiguiente, el consenso de la mayoría se convierte en la última palabra a la que debemos obedecer. Y este consenso -lo sabemos por la historia del siglo pasado- puede ser también un consenso en el mal

Benedicto XVI, Homilía concelebración eucarística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario