¡Qué admirable es tu mirada, Dios
de la contemplación, para todos los que la buscan!
¡Qué bella y amable es para todos los que la buscan!
¡Qué bella y amable es para todos los que te aman!
Con tu mirada, Señor, das vida a todo espíritu,
regocijas a todos los gozosos, alejas toda tristeza.
¡Mírame, pues, compasivo, y mi alma será salva!
Nicolas de Cusa, De visione Dei.
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