Además, en las palabras mismas hay tal escondido y misterioso poder que a una persona que piensa en las cosas divinas y que diligente y seriamente las medita en su mente, no sé como le llegan las más apropiadas ideas musicales si no es por su propia libre voluntad, libremente ofreciéndose a su mente si ésta no es perezosa ni inerte
William Byrd. Gradulia
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