Aquí , en un circulo armónico, flotan las plegarias de los niños, las oraciones de las vírgenes, los salmos de los piadosos eremitas, las peticiones de los humildes , las castas palabras de los limpios de corazón , las resignadas quejas de los que padecen, los ayes de los que sufren y los himnos de los que esperan . Teobaldo oyó entre aquellas voces, que palpitaban aún en el éter luminoso, la voz de su santa madre que pedía a Dios por él; pero no oyó la suya.
Gustavo Adolfo Bécquer. Creed en Dios
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