En la casa los fantasmas se sienten a gusto; tienen sus costumbres y habitan las buhardillas. El vino no se guarda en la nevera sino en la
bodega. Los quesos son excelentes. Es un asilo para los ancianos y un paraíso para
los críos. Es casi indispensable que en el techo figure una veleta. En
invierno, la casa cruje bajo el embate de la tormenta y los niños se duermen
temiendo al lobo feroz con un sueño absolutamente humano, saturado de
irracionalidad, pesadillas y temores estacionales.
Alexandre Vialatte.
L’eléphant est irrefutable.
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