Ocurre ciertamente muy a menudo que los hombres lloran sin saber que esperan, o incluso rechazándolo con todas sus fuerzas emocionales e intelectuales. Ocurre también que la palabra de esperanza es más indecente que la palabra de mera compasión cuando la desgracia ha golpeado al otro. Pero ¿no se alegran unos y otros cuando descubren el agua del rocío de la mañana, tradicionalmente asociado al despertar y a la resurrección? Esta endeble felicidad, este estremecimiento ante la esperanza de la vida, en su pura desnudez, hacen experimentarlo a veces las lágrimas humanas.
Catherine Chalier. Tratado de las lágrimas
No hay comentarios:
Publicar un comentario