martes, 14 de octubre de 2025
Prolongar la vida bendita
Y finalmente pronunciaste una palabra,
no así, como aquellos… de rodillas,
sino como el prófugo que mira
la copa sagrada de los abedules
a través de un arco iris de lágrimas involuntarias.
Y a tu alrededor cantó el silencio
y se llenó de sol la oscuridad,
y por un instante se transfiguró el mundo
y extrañamente cambió el sabor del vino.
E incluso yo, que debía ser asesina
de la divina palabra,
callé casi con piedad
para prolongar la vida bendita.
Anna Ajmátova. Trece versos
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