Yo voy entre la muchedumbre que te escucha.
Vienes
como un relieve de luz en la luz
y no hablas como los viejos profetas
de ceño adusto:
Tú cuentas historias sencillas e inquietantes.
Esta tarde
cuando empezábamos a comprenderte
vino el hambre sobre la multitud,
y no había nada en las espuertas de
mimbre.
Pero Tú, hombre justo, restituiste al mundo los alimentos [...]
y todos fuimos saciados
porque de tus palmas
nacieron en abundancia peces plateados
y dorados panes de trigo.
José Watanabe. Habitó entre nosotros
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