Se huele ya a la tumba... Pero todo está en manos de Dios... A veces el enfermo se inclina completamente sobre la tierra y de pronto se vuelve a levantar. Hay que creer en Dios. ¡Sin Dios ni siquiera crece la hierba!
Liudmila Ulítskaya. Los alegre funerales de Alik
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