Nada, Señor, yo soy
en esta tierra. Nada es la tierra
hoy en el universo. Y yo no sé de dónde
vengo ni a dónde iré: de niebla densa
antes de que tu voluntad me llamara a la vida,
esperanza ciega en tu clemente
misericordia, que espera ya donde la meta última.
Única realidad es esta nada que soy,
que avanza en soledad y sobre un angosto puente
colgado entre dos orillas ignotas:
y por debajo el río sin desembocadura,
y por encima, en los cielos
harden palabras incomprensible de estrellas.
¿Qué quieres de mí? ¿Qué don
pides a mi miseria?, y de qué luz
fulgurarás mi alma, ese día
en que volverá a vivir en Ti.
Ada Negri
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