"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

martes, 27 de octubre de 2020

El sufrimiento de los niños


U
na de las tendencias de nuestra época es utilizar el sufrimiento de los niños para desacreditar la bondad de Dios y, una vez que se ha desacreditado la bondad, se rompe con Él. Ocupados en reducir la imperfección humana, están también progresando en hacer desaparecer lo esencial del bien. Ivan Karamazov no podía creer en Dios mientras hubiera un niño sufriendo; el héroe de Camus no podía aceptar la divinidad de Cristo a causa de la matanza de los inocentes. Con esta compasión que sentimos hacia los que sufren, se hace patente un aumento de sensibilidad y una perdida de visión.  Si otras épocas sintieron menos, veían más, aunque fuera con el ojo ciego, profético y nada sentimental de la aceptación, es decir, de la fe. Ahora, con la falta de fe, nos dejamos llevar por la sensibilidad. Es una sensibilidad que, desde que se separa de la persona de Cristo, se convierte en teoría, no es real. Cuando la sensibilidad se separa de su verdadera fuente, el resultado lógico es el terror. Termina en campos de concentración o en la cámara de gas.

Flannery O´Connor. Introducción a “Memoria de Mary Ann”

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