El reino se presenta no sólo como promesa de un futuro, sino como realidad anticipada ya bajo el signo de la comida festiva Jesús se distancia de los antiguos profetas, pero sobre todo de la mentalidad apocalíptica de su tiempo, que excluía toda realización del reino aquí en la tierra, remitiéndola a una edad futura, celestial, que seguirá a la edad presente (...)
El hecho de
que las comidas de Jesús no se realicen dentro de un ámbito sagrado,
sino que acaezcan en la cotidianeidad de la existencia misma,
es también un signo de la incardinación inicial de los bienes
mesiánicos futuros en la vida presente, en el normal proceso de la
historia.Una segunda novedad que caracteriza a las comidas de Jesús
es la participación en ellas de los pecadores, lo cual escandaliza
a muchos de sus contemporáneos piadosos El convite, para Jesús,
no queda enmarcado en los estrechos límites de un acto social convencional. Ni siquiera se reduce a un acto de hospitalidad o confraternización
humana (aunque también sea eso), pues para ello
bastaría con invitar a los amigos y conocidos algo que Jesús trata
de superar, evidentemente (cf Le 14,12) Antes bien, las comidas
festivas se convierten para Jesús en signo de la acogida gratuita
y generosa de Dios para con los pecadores y, por ello, en signo
concreto de gracia y de alianza nueva, de presencia del reino de
Dios.
Manuel Gesteira Garza. La Eucaristia misterio de comunión
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