"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

martes, 23 de septiembre de 2014

Eterno Retorno


En muchos aspectos, el mundo cristiano me resulta mucho más habitable que el comunista. Ninguno de los dos concuerda con la imagen que podamos hacernos del Reino de Dios o del paraíso terrenal. Sin embargo, entre los dos"mundos" existe una diferencia importantísima.

El mundo comunista es inhumano, envilecedor, compromete precisamente lo más auténticamente humano del hombre. Y la razón, como suelen creerlo algunos comunistas disidentes, no está en que Stalin y sus cómplices traicionaran el verdadero comunismo, sino, por el contrario, en que por ello mismo guardan fidelidad a los principios básicos del marxismo-leninismo. Si no le fueran tan fieles, sus crímenes no tendrían tanta repercusión. Para acabar con los abusos del comunismo no hay que remontarse a los orígenes supuestamente olvidados: hay que renegar de ellos porque implican tales consecuencias.

Algo muy distinto ocurre con el cristianismo. Si tantas veces suele ser mediocre y coopera con todo género de tiranos y de opresores, si a menudo predominan en él el sectarismo y la intolerancia, no es por su fidelidad al Evangelio de Jesucristo, sino por haberlo traicionado.

Para acabar con los males existentes en el mundo cristiano no hay más que una solución: el retorno al origen primero.

Ignace Lepp. Las aberraciones del mundo cristiano

No hay comentarios:

Publicar un comentario